Los tipos de analíticas más comunes son el hemograma y la bioquímica sanguínea.
El hemograma muestra la concentración de glóbulos rojos, glóbulos blancos/ leucocitos y plaquetas. Y verifica que las estructurales y formas celulares son normales, o por el contrario tienen algún tipo de alteración.
La bioquímica sanguínea es el análisis de las sustacias químicas presentes en la sangre del paciente. Gracias al estudio de la composición y volúmenes de estas sustancias, podemos analizar el estado y la función del hígado, el riñón, la tiroides, etc. Se pueden hacer analíticas de diabetes ( midiendo los niveles de glucosa en sangre), iones, estudiar la función hepática (GOT, GPT, GGT), parámetros de función renal (urea y creatinina), saber como tenemos el colesterol (HDL y LDL), los triglicéridos, el perfil férrico (hierro, ferritina y transferrina), vitamina B12, enzimas tiroideas para detectar problemas e hipertiroidismo o hipotiroidismo (T3, T4 y TSH) y enzimas de citolisis (LDH).
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